Su palabra clave es interdisciplinariedad. No le gusta encasillarse,  más bien considera que es necesario tener la mente abierta a todos los conocimientos y las posibilidades que puedan presentarse tanto en el campo formativo como laboral. Elizabeth Narváez Cardona es una mujer caleña a la que no le gusta el calor, pero sí generar relaciones de aprendizaje y retroalimentación con colegas y profesionales de distintas áreas, así como con sus estudiantes.

Mamá, docente, y jefe del departamento de Educación. Estos tres ámbitos hacen parte de su cotidianidad en medio de su vida personal y su trabajo en la Autónoma de Occidente. En la institución está presente desde el 2004, su inicio estuvo en las aulas de clase como hora cátedra, y si bien sigue ejerciendo diferentes acciones en sus cursos, ahora asume los retos que buscan acoplarse con los nuevos parámetros a los que se está ajustando la Universidad en el marco de su plan 2030.

Su trayectoria profesional se remonta a los inicios de su formación profesional, en el año de 1994 con un pregrado en Fonoaudiología. Luego, en medio de sus ganas de aprender, complementó tales conocimientos con estudios en posgrados en áreas como la lingüística, pedagogía de la lectura  y escritura, y la educación; todo este ciclo formativo en la Universidad del Valle. Realizó un doctorado en Educación en la Universidad de California, Santa Bárbara, EEUU gracias a una comisión académica de la UAO y una beca cooperativa de Fulbright-Colciencias.

Elizabeth se comunica en inglés y portugués, y desea aprender  alemán y lengua de señas colombiana, “hace muchos años estudié fono (…) y tuve algunos niveles de entrenamiento en lengua de señas, pero no en su totalidad; pues son como siete o doce niveles. Hay muy poca gente certificada, tengo mi deuda, me gustaría apostarle a esto también”.

Aunque no considera pertinente definirse dentro de una profesión, recalca que uno de los campos de trabajo más grande, donde más ha desarrollado proyectos, es en el campo del lenguaje. En cuanto a intereses en sus actuales proyectos, enfatiza que por este momento los procesos de transformación en las personas y grupos, tanto en educación formal así como en otros espacios tienen su atención, por ejemplo, grupos, organizaciones o comunidades; pues de este modo se puede develar el cambio y el desarrollo como parte de la actividad humana colectiva.

Uno de los proyectos que más recuerda es uno que se ejecutó por medio de una alianza interinstitucional y el apoyo de Colciencias, en el cual la Autónoma de Occidente participó. “Éramos como 56 personas de más de 13 universidades. Trabajamos juntos por 3 años y medio, en ese lapso, nos reuníamos dos veces al año, el resto de interacción era virtual por grupos, por medio de la escritura, la lectura de otros y foros. El objetivo era buscar las diferencias y similitudes de lo que se esperaba de la lectura y escritura en las distintas profesiones en el pregrado, así como documentar prácticas docentes memorables”. Esta experiencia le permitió conocer otras dinámicas institucionales y proyectos formativos que ofrecen mayores oportunidades para comprender la diversidad y nutrir la innovación.

Una idea a la cual le está apostando en la actualidad es a la generación de producción intelectual tipo monográfico. “Este tipo de proyectos editoriales requieren de negociación y planeación, así como el contar con editores internacionales,  debido a que el fin de este tipo de propuestas es recoger la producción académica desde la mayor cantidad de voces regionales”, señala Elizabeth. El proyecto actual construiría una mirada Iberoamericana, con el ideal de brindar visibilidad a países de los que se sabe poco, al menos, en el campo de acción de Elizabeth, como algunos países de Centroamérica, Bolivia, Perú o Uruguay.

En cuanto a trabajos ejecutados con estudiantes, Elizabeth menciona su reciente labor con el semillero de comunicación incluyente, donde trabaja en conjunto con estudiantes de publicidad, cine y comunicación social. Por estos días la docente busca concretar una propuesta con el museo ‘La Tertulia’, para generar contenidos que beneficien, por ejemplo, al Instituto para Niños Ciegos y Sordos; esto apalancado en la ley colombiana, la cual obliga a los museos a ser inclusivos; es decir,  deben facilitar el acceso a la información a comunidades vulnerables. El proyecto está en fase de planeación aún.

La escritura científica suele ser una actividad frecuente en los docentes e investigadores, y precisamente este accionar no es ajeno a Elizabeth, pues ve en ésta un modo de seguir aprendiendo, “hay algo que descubro cada vez que lo hago, porque cuando escribo pienso sobre lo que he hecho, y eso a su vez, ayuda a detectar cosas que a lo mejor no fueron visibles durante el proceso”.

De las puertas de la Universidad para afuera hay todo un mundo que esta docente vive desde su sentido y pensar. Se define como una persona flexible y abierta a escuchar, a conocer nuevas personas. Suele ser alguien que constantemente está activa en la realización de diversas actividades, por lo que no suele tener mucho tiempo libre; pero en caso tal que la oportunidad se le presente, y pueda elegir una agenda para hacer algo distinto, le gusta asistir a exposiciones de música diferente, le atrae la oferta cultural que trae nuevas propuestas como los híbridos. En caso contrario, opta por dormir, una actividad que siempre le ha encantado.

También, acepta que es una mala compradora, “no me caso con una marca o en seguir a alguien. Es chévere que lo sorprendan a uno, muchas veces se llega a algo interesante por recomendaciones”. De sus viajes al exterior destaca lo mucho que le gusta enfrentarse a otras culturas y saberes, pues es entrar en contacto con una población que tiene distintas maneras de funcionar, cuentan con otras visiones. En su lista de países tiene a Brasil, Argentina, Ecuador, Costa Rica, Cuba, México, España y Estados Unidos, en este último vivió durante un tiempo.

Respecto a su rol como docente universitaria, Elizabeth Narváez, se describe como alguien exigente, que siempre quiere más de parte de los estudiantes pero de ese mismo modo se entrega a la preparación de sus clases. “Es algo en doble vía, donde ambos terminados cansados, pero también al final transformados. Lo llamativo es que al final de la clase los alumnos salen con preguntas y aportes que le abren a uno la perspectiva”.

Por último, respecto a los retos que se traza con este nuevo departamento, ella, intenta impregnar un poco de su ideal en la jefatura del departamento de educación, pues desea sacar provecho de la interdisciplinariedad por medio de la inclusión de profesionales con múltiples experiencias y trayectorias en los proyectos a ejecutar, “hay que asumir lo interdisciplinario y ser abierto para lo diverso. Eso es lo más complejo, pero esa es mi visión para esta unidad académica y creo que la Universidad está en un buen momento para ello”.