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Julián Hernández, entre la publicidad y la literatura

Aunque en ocasiones el quehacer de la publicidad lo frustra, también representa una de las más grandes pasiones en su vida. Esa es la visión que presenta Julián Hernández Trujillo al hablar de su profesión, quien en el transcurso de su carrera se ha dedicado a transformar la perspectiva que se tiene sobre la manera de ‘hacer’ su labor, “una no tan convencional y menos aburrida” explicó Hernández.

Este personaje es publicista egresado de la Universidad Autónoma de Occidente y retornó a su Alma Máter para formar parte del cuerpo docente del programa de Comunicación Publicitaria de la facultad de Humanidades y Artes.

SI es de describir sus gustos, la literatura y la publicidad siempre han estado dentro de su radar de interés, donde la publicidad la denomina como su “primer gran amor” y a la literatura como su “amante”. De hecho, su tesis de pregrado fue precisamente acerca de la relación de estos dos campos. En su camino por profundizar sus conocimientos ha llegado a tomar talleres de escritura con autores reconocidos como Julio César Londoño.  Actualmente, está realizando su maestría precisamente en su segundo amor, ‘la literatura’, donde ha expresado que esos conocimientos le han sido totalmente provechosos para su trayectoria profesional y la realización de sus clases, pues, “esto me ha permitido analizar la estrecha relación entre las dos esferas. Relacionar lo literario con la publicidad y cómo se podría ver reflejado”, profundiza Julián.

En cuanto a su vida laboral, ésta inició mucho antes de su graduación. En sus inicios se vinculó a TXT, luego, pasó a DDB, espacio donde se radicó por un lapso de dos años. Posterior a estas experiencias, consiguió un puesto como creativo dentro de Saatchi & Saatchi, gracias a la recomendación que provino de un contacto en Bogotá. En este tiempo vivió una anécdota con ese último puesto, pues tan solo fue cuestión de días para que la agencia cerrara y se convirtiera en Barbara & Frick, donde nuevamente le salió una oportunidad.

Luego de su paso por agencias decidió arriesgarse y cumplir otro de sus anhelos, en el 2017-3 ingresó a la Autónoma de Occidente como docente hora cátedra, cumpliendo así con una vocación que también había sentido en su época de estudiante. En ese momento, aún se encontraba trabajando en agencia, por lo que tuvo que tomar la decisión, un par de meses después, a renunciar a dicho empleo para poder dedicarse de lleno a la docencia y a su maestría que estaba a punto de iniciar.

Su vida como docente inició con el curso de ‘Redacción Publicitaria’ y luego pasó a ‘Construcción de Marca’. Hoy, como docente de planta, dicta una electiva que él mismo propuso: ‘Redacción y Creatividad’; una asignatura que precisamente refleja esa necesidad de hacer más estrecha la relación entre la publicidad y las ciencias humanas, teniendo en cuenta los cambios que ha tenido el pregrado de Comunicación Publicitaria con su nueva ubicación en la facultad de Humanidades y Artes.

Este tiempo como docente le ha traído dicha, porque aun cuando la expresividad no es su fuerte ha logrado ‘conectar’ con sus estudiantes en el aula a través de sus clases. A su vez, su presencia en un salón significa un reto personal, pues debe dejar su timidez atrás, mientras intenta impregnar con su toque personal cada lección, dando lo mejor de sí en cada una de sus asignaturas.

Este docente Autónomo, además, hace parte del comité curricular del programa de Comunicación Publicitaria donde espera aportar desde su experiencia laboral por fuera de la academia, y así, seguir ampliando los conocimientos para la consolidación de una carrera tan joven como lo es la publicidad.

Por el momento, descarta la opción de volver a trabajar en agencias de publicidad, debido a que siente que entre la maestría y la docencia son una gran ocupación que le permite manejar el tiempo de tal manera que puede distribuir su tiempo en lo que más le gusta; compartir con su familia, escribir, leer, mantenerse informado de los temas contemporáneos, jugar futbol e ir al estadio para ver jugar a su “glorioso Deportivo Cali”, equipo del que es hincha y socio.

La discreción y el poco protagonismo son aliados de Julián Darío, de hecho, se define como una persona que prefiere tener un bajo perfil, donde el trabajo sea quien hable por él. Ese mismo sentir lo plasma en la literatura, porque no le interesa ser reconocido ni escribir sobre lo más profundo o trascendental de la vida, su satisfacción se centra en conseguir que sus lectores sonrían al leer un poco de sus letras; sin embargo, los reconocimientos han llegado, así no los haya planeado, como sucedió en el año 2010, la época en que los blogs estaban en auge en Colombia, y el suyo ‘El hijo de Yaneth”, fue finalista en los premios Twitter junto con reconocidos blogueros nacionales.

Si de comida se trata prefiere sentarse con paciencia a elegir, el huevo, la leche y el cerdo son algunas de las cosas en la larga lista de alimentos que a Julián no le gustan; por ello, cree que es una persona algo complicada para realizarle una invitación de este tipo y prefiere comer sin generar mayores incomodidades.

En sus planes futuros tiene pensado hacer su tesis de maestría sobre “Futbol y literatura”, con base en los escritos de Eduardo Sacheri, uno de sus autores favoritos.

Nota realizada por Catalina Yace, estudiante Pilo de la Dirección de Comunicaciones.

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